Monday, January 16, 2006

Por qué lo he dejado

Lo he dejado, sobre todo, por una razón: porque ODIO estar enganchado. Quiero ser libre, especialmente libre de algo tan estúpido. Casi todo lo que hago lo considero incompleto sin el cigarro: pensar, escribir, leer, follar, comer, estar con amigos... Odio pensar que, si me dan elegir en un momento concreto entre sexo sin tabaco o tabaco sin sexo, me incline siempre y sin vacilar por lo segundo. Qué digo. Cualquier fumador lo sabe: si te queda dinero sólo para un bocata O para una cajetilla, ¿quién se queda sin fumar? Esto es bastante patético.

También ayuda:

. Que te encuentras de pena. Es un veneno, toses a todas horas, no tienes fuelle para nada, la piel gris...

. Hueles y no hueles. Quiero decir, despides un olor asqueroso y careces casi de olfato y gusto. Todo te huele: el aliento, el pelo, la ropa...

. Mi mujer lo odia.

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